Gracias a inspiraciones externas me decidí por una escritura más casual y no tan estructurada. Un ejercicio de escritura, pero con el agregado que cumplo esa necesidad de querer compartir con un otro. Gracias
y , leerlos me ayudo a sacarme el miedo y decidirme.La cuestión es que mi vida no es tan interesante y nunca se bien de qué quiero hablar si no se trata de pensamientos internos. Venía con esa duda, hasta que me acordé que hay algo que me viene paralizando entera de lo que me gustaría hablar y lamentablemente no es alucionación y vive en el plano fisico; la guerra de verano.
Mi guerra de verano, porque no es la de todos (y menos mal). El calor nunca trae cosas buenas, perdón para los fans del verano que buscarían mil maneras de negar esto. En mi caso, desde el año pasado me trajo una maldición y me volví guerrera. Lucho contra alacranes cuando no escribo o trabajo. Aparecieron por primera vez en mi mente de chica, como un terror ajeno, de pelicula, luego me mudé y empezaron a existir en el baño. Un cuerpo tan chiquito contenedor de tanto veneno, me aterra. Para no aburrirlos con lo realista, lo resumo rapido: pusimos redes en las rejillas, tapamos todos los huecos, fumigamos una vez al mes, pero igual siguen apareciendo, cayendo del techo. Aparecen muertos ahora, pero igual me dan miedo.
Pero vamos a lo que me interesa de esta guerra: El miedo psicologico. Vengo leyendo un ensayo de Lovecraft que habla del origen de la literatura sobrenatural y genero extraño, y arranca diciendo:
La emoción más fuerte y más antigua de la humanidad es el miedo, y el miedo más fuerte y más antiguo de todos es el miedo a lo desconocido.
Lo impredecible, me atrevo a agregar, eso que sabemos que está pero no vemos del todo, eso contra lo que no tenemos herramientas exactas para luchar y nos activa las alertas. Pero no quiero hablar del miedo ante el terror manifestado, sino ese “desconocido”, la previa mental que encierra lo impredecible y la posibilidad de que el terror se aparezca cuando ni siquiera está frente a nosotros. La imaginación, al final del día, haciendo lo suyo. El otro día miré con atención la puerta del baño, y me di cuenta que las manchas de la madera formaban un alacran. Me quedé un rato largo mirando, lo iluminé con la linterna, pero la forma no desaparecia. Mi novio me vio atenta a la puerta cerrada y me preguntó que me pasaba, le dije, el vio lo mismo. Esa misma noche bajando a la cocina vi una hoja que tenia la forma de alacran en la oscuridad y sentí que el alma se me iba al piso. Están ahí, sin estar, y es el miedo que nace en las sombras. Es curioso como en el transcurso de un año algo que no formaba parte del día a día se convierte en un pensamiento constante.
Pero bueno, mirén que adorable esta imagen. Estoy jugando a engañar la mente, seguir luchando, y esperar el invierno.
Qué lindo leerte acá! Me gusta mucho cómo suena "la guerra del verano".